Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
Se permite la distribución y modificación bajo licencia Creative Commons en su versión "Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual".
Más información sobre esta web y su contenido en la sección: Información sobre esta web.
Si dijera que moriría sin ella,
seguramente mentiría. Si dijera que nuestra vida juntos ha sido
un camino de rosas, también...
Pero una vida sin ella no sería lo mismo, ..., una vida sin ella, tal vez, no mereciera la pena ser vivida...
Mientras la cálida brisa de un verano adelantado jugueteaba con
las cortinas de mi habitación y el son de una extraña y
melancólica melodía sonaba por toda la casa, yo la
buscaba. Miré en su habitación vacía, y en la
solitaria cocina, en el pasillo frío y en el salón
deshabitado; mas no la hallé.
Me senté frente al balcón mientras veía como el
sol de la tarde dibujaba luces y sombras en los edificios de la ciudad
tranquila. Y comencé a recordar, al principio vagamente, luego
de manera más clara, algunos de los momentos más felices
que pasamos juntos...
Recordé despertar un día, a la luz de la mañana. A
través de la ventana los primeros rayos de luz del día
iluminaban la pequeña habitación. Miré hacia abajo
y ella aún permanecía dormida, con su cabeza apoyada en
mi pecho y respirando de manera pausada y tranquila...
Recordé caminar una noche, a la luz de la ciudad. Nuestras manos
entrelazadas, su perfume en el ambiente. Miré a un lado y
allí estaba ella; con su vestido nuevo, su pelo recogido, sus
zapatitos de tacón negros, esos que tanto me gustan, y sus ojos
marrones brillantes, profundos, felices...
Y eran momentos fugaces, efímeros, pequeños destellos de
luz clara en una vida hasta entonces gris y oscura. Y eran momentos
sencillos, sensaciones puras, nada artificiosos ni confusos;
pequeñas perlas valiosas entre el pesado fango, refrescantes
oasis entre el vasto desierto de una vida salpicada de problemas.
A través del balcón, las luces menguaban y las sombras
crecían, se deslizaban, elegantes y estilizadas, al caer el sol,
entre los edificios de la ciudad. -Si dijera que moriría sin
ella, seguramente mentiría.- pensé. -Si dijera que
nuestra vida juntos ha sido un camino de rosas, mentiría
también, pero una vida sin ella no sería lo mismo, ...,
una vida sin ella, tal vez, no mereciera la pena ser vivida...-
Cerré la puerta y me tumbé en la cama, la brisa nocturna
de un verano adelantado jugueteaba con las cortinas de mi
habitación y el son de una extraña y melancólica
melodía sonaba por toda la casa, ..., abracé mi almohada
imaginándome abrazado a ella y cerré mis ojos...
...¡Qué ganas tengo de volver a verla!...