Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
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"Y qué le importa a nadie como
está mi alma: ..., más triste que el silencio, y
más sola que la luna, ..., y qué importa ser poeta o ser
basura..."
Así rezaba el comienzo de un conocido tema musical de mi grupo
favorito de rock: (en mis tiempos jóvenes cuando cursaba
estudios de bachillerato, y aún hoy) Extremoduro. Y en cierto
modo no andaban mal encaminados, porque es verdad que cuando nos
sumergimos en uno de esos días grises de cielo encapotado y
amenazante lluvia, poco importa lo que uno sea ni lo que haga...
Y yo me pregunto como acabará este extraño viaje, este
último, en el que de tan extraña forma me he visto
envuelto. Uno de esos viajes que cambiarán, seguro, mi forma de
ver la vida y me robarán un poco de lo que fui para ofrecerme un
poco de lo que llegaré a ser. Este último viaje, los que
seguís mis peripecias lo sabréis bien, comenzó en
compañía, ..., la mejor compañía que
jamás soñé tener y que jamás creí
llegar a tener: el amor de mi vida.
Y sin embargo; ¿Qué será de nosotros?... ; temo
reflexionar más en una respuesta que cada vez siento más
tristemente cerca...
Amar a una persona es como una carrera de bicicletas, pienso, una de
esas escapadas de dos corredores en la que ambos se dan relevos
intentando conseguir un ritmo que les lleve a la victoria sin que
ninguno se quede en el camino. Una de esas escapadas en las que uno
pedalea fuerte durante un instante mientras el otro lo sigue y toma
aliento, y rápidamente el segundo ocupa la primera
posición para ofrecer unos instantes de descanso a su
compañero, que coge fuerzas para realizar una y otra vez el
mismo cambio...
-Yo sólo puedo salir contigo si estás dispuesta a
pedalear fuerte, a darme el relevo, ..., porque estoy demasiado cansado
y pedalear contigo aún ha de fatigarme más, y si no
estás dispuesta a relevarme cuando sea necesario me harás
mucho daño, ..., no tendré ganas de coger jamás
otra bicicleta...- le dije aquella mañana de primavera, justo
antes de comenzar este viaje de su mano. -Estoy dispuesta.- me dijo,
justo antes de que la besara...
Y ahora me pregunto porqué me siento tan cansado sobre mi vieja
bicicleta, deseando recibir un poco de ese aliento que ya me falta, un
relevo más que nunca llega, un instante agradecido que me
dé fuerzas, una mirada suya que me haga sentir que estamos del
mismo lado...
- ¡Pedalear cansa!- le dije en una ocasión, ..., y yo ya
lo sabía, aunque supongo que ahora ella se está dando
cuenta. Me pregunto si se estará dando cuenta, tal vez, de hacia
donde se dirige el camino, ..., me pregunto si se habrá dado
cuenta ya de los largos kilómetros que nos separan de la lejana
meta, ..., me pregunto si sabrá entender que lo importante es
hacer el camino juntos...