Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
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Cuenta la leyenda que hubo una vez un
marinero que creía ciegamente en el latir de su corazón,
que vivía, pensaba y obraba conforme al latir de su
cálido corazón.
Y cuenta la leyenda que un día, uno de tantos aquellos
días de trabajo en los que salía a pescar junto a su
esposa, a la que quería con todo su corazón, fue
sorprendido por una terrible tempestad.
En su pequeña y frágil barca ni su esposa ni él
pudieron aguantar durante mucho tiempo las fuertes embestidas del mar
agitado y, sin poder evitarlo, ambos cayeron abrazados al frío
mar cuando su pequeña y frágil barca se rompió
como un frágil barquito de papel por la fuerza de las olas...
El Sol lucía en el amplio cielo cuando el marinero
despertó magullado, dolorido, confundido y medio muerto en la
orilla de la playa de la pequeña ciudadela en la que
vivían, y cuando pudo recuperar vagamente la consciencia se
alzó nervioso intentando encontrar a su mujer...
Y dice la leyenda que pasó muchas horas, muchos días,
buscando a su amada mujer, deseando que hubiera, como él,
alcanzado la orilla.
Y la buscó por toda la playa, por toda la costa, bajo las rocas
e incluso, bajo el agua, buceando, nadando, luchando contra la marea y
las olas, hasta que por fin regresó a la playa, cansado,
dolorido, confundido y medio muerto, sin hallar rastro alguno de su
amada mujer, perdida entre las olas de la oscura tormenta que
volcó su barca...
Para entonces los vecinos de la ciudadela ya conocían la triste
noticia, e incluso muchos de ellos se dedicaron a ayudar al pescador en
la búsqueda de su mujer, no encontrando rastro alguno de ella.
Pasado mucho tiempo más, y no habiendo hallado ningún
indicio o pista que hiciera pensar que la mujer del pescador no
había sucumbido a la tempestad, la gente de la ciudadela fue
poco a poco volviendo a sus quehaceres, abandonando la búsqueda,
seguros todos ellos de que la mujer del pescador había muerto.
Pero en el fondo de su corazón el desolado pescador
seguía sintiendo tan clara y limpiamente como siempre que su
amada mujer estaba viva...
Decidió que quizás lo mejor era esperar pacientemente su
regreso, pero pensó también que probablemente su mujer
estaría perdida y no lograría encontrar la playa en la
que él la esperaba, así que decidió que
construiría una alta torre en la peña más alta de
la costa para que su amada mujer pudiera divisar desde lo lejos, entre
las olas, el lugar donde él la esperaría...