Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
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¡Ella es tonta porque no me quiere!, ¡Y ya está!...
Quisiera adornar con florituras retóricas esta torpe
afirmación, esta triste idea, esta estupidez de pensamiento que,
mal me pese, me atormenta...
Había pasado gran parte del día enviando mensajes,
aprovechando la coyuntura espacio-temporal y tecnológica en la
que había tenido la suerte o la desgracia de vivir. Con la
agenda en una mano y el móvil en la otra me había lanzado
a felicitar las pascuas a mis mejores amigos, a la vez que ayudaba a
Telefónica a revalorizar sus acciones y a llenar sus arcas,
aunque fuera de forma modesta, la que mi escaso saldo, ya casi extinto,
me permitía.
Al llegar al final de la agenda ya había enviado decenas de
mensajes, incluso ya había recibido algún otro por
respuesta, y alguna llamada perdida de aquellos que supongo
habían acusado ya el gasto de las Navidades y habían
dejado a cero su saldo, o que tal vez, por qué no pensar mal,
habían decidido convertirse en jóvenes "ahorrativos" tras
recibir mi mensaje (espero que los menos o ninguno). Igualmente
agradezco a todos, de corazón, su gesto.
Sin embargo, en primera instancia, había decidido saltarme su
número, saltármela a ella, y no mandarle mi sentida y
cariñosa felicitación. Libraba en mi interior, y con
ella, una de esas batallas que siempre pierdo en las que uno se hace de
rogar tanto como puede, esperando que el otro de el primer paso,
dejando así que nos apuntemos un tanto en la lista de los "me
quiere", que está justo al lado de la lista de los "la quiero".
Estaba esperando el momento en que pudiera apuntarme alguno de esos
tantos, pero embriagado por el espíritu navideño,
decidí atender a los anhelos de mi enamorado corazón y
dar rienda suelta a mis mejores deseos para hacerlos suyos..., le
mandé un mensaje...
Pasados unos instantes, mirando yo fijamente el móvil, esperando
impaciente que sonara, que me devolviera su respuesta..., el
móvil sonó. Me alegré, lo cogí inquieto,
deseoso de leer el nuevo mensaje, su respuesta...
Y me sentí feliz al ver su nombre en la verde pantalla luminosa
de mi nuevo móvil, anunciando su respuesta... un par de tecleos
y su mensaje frente a mí...
"Igualmente", ..., ¡Igualmente!, ..., que clase de respuesta, que tipo de felicitación era aquella...
¡He visto recibos de la luz más agradecidos y románticos que esto!, pensé...