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¿Cómo has llegado hasta aquí?


· Sinitaivas 021 - 11/06/01


En el mensaje que esperaba, 
En la noticia que temía,
En la esperanza de tenerte,
En el dolor de la caída...
Hubiera deseado no encontrarte...

Semioculto entre un montón de paquetes había logrado encontrar alguno de ellos en el que poder sentarme un rato, intentando huir del ajetreo del hangar. Entre pilotos hacia un lado y otro, planeadores repostando, partiendo y regresando no se sabía muy bien hacia dónde, había encontrado un lugar idóneo para relajarme un rato ligeramente apartado del bullicio...

Entre tantos otros recuerdos borrosos y fugaces pensamientos, entre aquel amasijo de sentimientos retorcidos por el cansancio y las horas de vuelo a mis espaldas, no pude evitar hacer balance de todo el tiempo que había pasado desde que comencé esta etapa extrañamente nueva y conocida a la vez para mí ...

Recordaba, intentando rescatar de la memoria y del olvido cuantos recuerdos y sensaciones podía, aquellos momentos de mis viajes pasados, haciendo verdaderos esfuerzos por regresar de lo profundo del tiempo aquellos aromas del aire de la noche, aquellas risas en el parque, aquellas tardes de sofocante calor tumbado en el césped junto a ella, o aquellas noches estrelladas desde mi balcón en silencio compartido con mi amiga Beusant...

Y todos mis esfuerzos parecían vanos, aunque algo dentro de mí se estremecía haciéndome viajar de nuevo hacia el perdido tiempo en busca de no sabía bien qué ni por qué.
No podía, aún así, embebido en aquel tumulto de placidez, evitar hacer balance del tiempo transcurrido, intentando darme una razón, por estúpida que fuese, para terminar autoconvenciéndome de que había merecido la pena andar cada paso andado hasta llegar a donde por suerte o por desgracia, casual o causalmente había llegado.

El Otto que viajó tiempo atrás surcando cielos azules de esponjosas nubes en busca de sus sueños y sus respuestas no era el Otto que descansaba plácidamente en un casi oculto rincón del ajetreado hangar, rebuscando entre sus memorias intentando rescatar algo de valor, como el mendigo que busca su comida entre despojos.

En cierto modo el Otto soñador de tiempo atrás se había perdido buscando sus respuestas en alguno de sus accidentados viajes.
Y me sentí muy triste por dentro al ver que el Otto que tenía ante mí había perdido parte de aquel Otto joven y aventurero, con ganas de partir en todas direcciones en busca de cielos que surcar y respuestas a sus preguntas de siempre... Y deseé no haber perdido la pista del pasado para regresar a los tiempos de los sueños y las esperanzas...
Pero el Otto que tenía ante mí, era quizá un piloto más tranquilo, más curtido y experimentado por todos los viajes que llevaba a sus espaldas, ..., era tal vez un Otto más libre y confiado, con menos sueños, pero con sueños más reales, ..., era, al fin y al cabo, un piloto viejo que afortunadamente seguía conservando su corazón de niño...

Y volviendo otra vez a despertarme a la realidad me di cuenta de que a lo mejor no era mejor ni peor el uno que el otro porque, como se dice por ahí, lo que no se va en llantos se va en suspiros...



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