Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
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Había conseguido a malas penas subir a de mala gana hasta el sillón del piloto.
Tuve que animarme a mi mismo en varias ocasiones hasta poder sacar, de
no se muy bien donde, unas pocas fuerzas con las que ponerme a los
mandos de mi viejo planeador...
Había dejado pasar unos instantes (unos minutos quizá),
sentado ya, mientras tomaba aliento tras el esfuerzo, intentando
recuperar de algún recóndito lugar otro manojo de
maltrechas fuerzas para girar la llave de contacto y arrancar el
motor...
Me decía a mí mismo una y otra vez, repitiéndome
hasta la saciedad, que lo más duro ya había pasado, que
había hecho lo mismo miles de veces y que ya estaba
acostumbrado, que sólo tenía que girar la llave y
emprender otro viaje...
Estiré la mano hasta alcanzar con los dedos la llave de contacto
intentando realizar el gesto necesario para accionarla, pero
permanecí largo tiempo sentado en el asiento con la mano
estirada y los dedos en la llave, observando detenidamente el cuadro de
mandos de mi viejo y trasto planeador, respirando leve y cansinamente
al ritmo de mi lento corazón, sin terminar de decidirme a mover
ni un solo de mis músculos...
-¡¿Y por qué?!- pensé entre asombrado y triste...
-¡Es siempre lo mismo!, ¡Es otro viaje más!,
¡Todos sabemos como acabará, como terminará poco a
poco conmigo!-
Y mi respiración se volvía más leve y pausada, y
mi corazón latía más despacio y más
entumecido...
El cuadro de mandos permanecía inalterado, no había un
solo led que indicara la menor actividad en ninguna de las partes que
componían mi viejo y trasto planeador... y había pasado
bastante tiempo, (no sabría decir cuanto), porque mi brazo
empezada a dormirse y ya a penas notaba el tacto de la vieja llave
entre mis dedos...
Me desperté de aquel embriagador estado asustado y sorprendido por culpa del ruido del motor al arrancar...
Cuando pude asimilar la situación y volver a relajarme
todavía estaba mirando mis dedos sujetando la llave, que ahora
se encontraba unos grados girada hacia la derecha...
Intentando entender lo que había pasado, pues yo no recordaba
haber hecho esfuerzo alguno por girar la llave del contacto, me
sentí un poco más conforme al recordar que aquello me
había sucedido demasiadas veces, casi continuamente, ..., y
decidí despegar cuanto antes y no pensar más esperando
que el viaje que acababa de empezar recompensara el esfuerzo que cada
día dedicaba a no perder del todo la esperanza...