Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
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A veces me dejo llevar, sí, a veces
lo hago y, no sé por qué, me gusta pensar que mi
corazón es quien me guía.
Me gusta pensar que, valla donde valla, estaré allí donde deba estar y no en ningún otro sitio...
Si lo piensas un poco, a veces, sucede que nos pasan cosas que cambian
el rumbo de nuestro viaje que, de no habernos sucedido en un momento
concreto, no habrían significado nada, no las hubiésemos
entendido o simplemente no les hubiéramos hecho caso y, ...,
quién sabe si ni siquiera hubiesen llegado a suceder...
Si te fijas un poco, la mayoría de las respuestas a las
preguntas que tantas vueltas dan en nuestra ansiosa cabeza están
siempre ahí, siempre han estado ahí, y ahí
estarán hasta que estemos preparados para verlas. Y no se trata
de buscarlas, porque no podemos buscar algo de lo que no sabemos su
apariencia ni su forma, no podemos buscar algo que no somos capaces de
entender..., se trata más bien de moverse y mirar en la
dirección apropiada y esperar hasta que estemos preparados para
verlo.
En la escuela de pilotos practicábamos mucho antes de poder
pilotar un planeador de verdad, y recuerdo que mientras que la
mayoría de nosotros, los jóvenes aprendices,
pasábamos las horas paseando por los hangares admirando los
brillantes y veloces planeadores, conversando con los experimentados
pilotos y soñando con llegar a volar lo más pronto
posible, algunos pocos dedicaban esas horas a practicar sin prisas las
lecciones aprendidas en la escuela. Curiosamente, y no es de
extrañar, estos últimos llegaron a ser pilotos antes que
la mayoría de nosotros.
Tardé tiempo en descubrir que, por mucho que soñara con
poder volar en mi propio planeador, por muchas horas que pasara en los
hangares y por muchas historias que escuchara de boca de los pilotos
más expertos, nunca llegaría a volar hasta que no
estuviese preparado para ello...
En la vida pasa lo mismo y, en nuestros viajes, muchas veces, ansiamos
con fuerza hacer o tener algo y nos esforzamos en buscarlo, en pensar
qué haremos y cómo seremos cuando tengamos o hagamos
aquello que queremos, pero no pensamos siquiera si estamos preparados
para tener o ser aquello que queremos.
Ningún premio es merecido sin concurso, ninguna recompensa es
valorada sin el esfuerzo necesario para obtenerla, ningún regalo
nos hace mejores si no somos merecedores del mismo, ..., y nada en esta
vida se nos da si no hemos tropezado con todos los cantos del camino...
Bien pensado, si se nos diese todo cuanto pidiésemos, no
seríamos capaces de valorarlo, ni nos haría
ilusión tenerlo, ni sería todo lo especial que se
merece...
¿No crees?